Encañizadas

Mar Menor. Salinas de San Pedro. Fuente: CTV
San Pedro es una montaña de sal expuesta al sol intenso, son sus encañizadas los testigos de la historia que se contemplan al visitar sus playas. En San Pedro del Pinatar hay un camino para pasear "la senda de las encañizadas" para hacer a pie o bicicleta. Otra área muy interesante son "las salinas de San Pedro" en explotación desde la época de los romanos como mínimo hasta la actualidad, donde las montañas de sal nos recuerdan que esta es la auténtica nieve de la Región de Murcia y con la que se pagaban los salarios en la época romana.
Mar Menor. Flamenco Rosa. Salvemos el Mar Menor.
Carmen Conde nos describe acertadamente como era el "Veinte de septiembre en las encañizadas" del Mar Menor. Visualizar las encañizadas con sus cañas y estacas nos remonta a las artes prehistóricas de pesca y se pueden visualizar desde el paseo marrítimo de La Puntica, Lo Pagan y Santiago de la Ribera. El Mar Menor es un criadero natural donde las antiguas vagonetas (mineras, salineras y pesqueras) salian repletas de pescado de las encañizadas del Mar Menor.

No sólo las encañizadas eran un criadero natural de pescado, al estar el Mar Menor regulado hasta 1974 con estas prehistóricas artes de pesca, todo él era una incubadora del Mediterraneo repleta de peces, así surge la figura de los pantasaneros (pescadores del Mar Menor que pescan con el arte de pesca denominado pantasana formada por tres barcos de pesca, durante cada pesca salian 100 arrobas de pescado, es decir, 166 kilos). Hablar de la zona Norte del Mar Menor es recordar a un pantasanero ilustre "El Meño" para ello volvemos a abrir el libro de Carmen Conde "Poemas del Mar Menor".
Mar Menor. Playa de la Hita. Fuente: enmarmenor
En la zona norte se encuentra una de las zonas de lodos salutíferos del Mar Menor La Puntica, situada hacia los comienzos septentrionales de La Manga, en él las gentes diversas envueltas en aquellos barros terapeúticos que Natura quiso que surgieran. Existen en You Tube diversos videos que narran la mejora de distintos enfermos que vuelven al Mar Menor para continuar con su cura. Las charcas son benéficas para las personas. Sobre todo el canal junto a la charca Norte, entre los molinos de Quintín y la Ezequiela. Los lodos que deposita esta charca, convenientemente untados por todo el cuerpo, son panacea mágica (de iones) para todas las dolencias reumáticas y musculares.
Mar Menor. Lodos terapeúticos.



En la antigüedad al sureste de la Península Ibérica se le conocía como Campus Spartarius, favorecido por la abundancia de caza en los bosques que cubrían, bosques que en el Mar Menor cuya presencia se prolongaría hasta bien entrada la Baja Edad Media y cuya bondad para la caza recoge Alfonso X en sus Partidas.

La zona Norte del Mar Menor permanece engalanada con algunos pinos, que recuerdan su nombre, y su famoso restaurante Casa del Reloj que está rodeada por un jardín, conformado por eucaliptos y un paseo de palmeras que marcan el camino hacia la casa. En ella murío Emilio Castelar en 1899 diez años después de su construcción.


Mar Menor. Fuente: Casa del reloj.
Polibio historiador romano menciona en su obra "Historias" (libro X, p. 358) a los pescadores del Mar Menor antes de la II Guerra Púnica, ganada por el general Publio Cornelio Scipión, seguramente sus tropas estuvieron acampadas en la zona norte de las encañizadas antes de derrotar a Cartago:

"Algunos pescadores que habían faenado allí le indicaron que el lago era muy fangoso y que se podía vadear casi por todas partes cada día, principalmente a la hora del crepúsculo vespertino, en que normalmente hay un reflujo. De este cúmulo de informaciones dedujo que si el éxito coronaba sus planes no sólo perjudicaría al enemigo, sino que se haría con grandes ingresos para sus propias operaciones; si, por el contrario, fracasaba en sus intentos, con sólo lograr asegurar su campamento podría poner a a salvo a sus soldados, porque era dueño del mar. Así que abandonó cualquier otro proyecto y, durante el invierno, se dedicó a los preparativos".
Mar Menor. Encañizada del Estacio. La Manga. Fuente: Cabodepalosylamanga.
Veinte de septiembre en las encañizadas

   Es día que en septiembre se celebra cada año.
   Bol de golas, oferta de cosechas de la mar.
En la mesa del rico, convidados
los que siempre comieron sus relieves.

Volvieron las repletas pantasanas,
sobraron los palangres este día.
Los peces conseguidos sin esfuerzos,
¡a oleadas rebosaban!

A unas breves horas se rendía
todo un año de noches en el tajo.
(Rayando casi aurora de grises invisibles, salimos a calar.
Y el súbito levante frío, ¡nos obligó a zarpar!).

El patrón <<Meño>>
Vino un hombre de mar, labriego tuyo,
a traerme noticias de tu fondo.

Y de la inmensa pradera fabulosa
de color y de vida, hizo el regalo.

¡Que bandadas de peces se repliegan
en los bancos de arena caldeada,
cuando sopla el levante, cuando el cielo
se hace nube de grises pertinaces!

Refugiados allí sueñan y esperan
que en la luz se desaten los azules,
para, alegres, ligeros, juguetones
dispararse a la altura meteóricos.

Se levantan en ágiles conciertos
y se saltan las barcas que los celan
es la fiesta de ti, como bengalas
son tus peces: los mújoles perfectos.

Los labriegos esperan con sus redes,
el buen copo se fragua muy despacio...
un cigarro en el mar, mientras se aguarda
y se piensa en las cosas, lentamente.

En otoño es el tuyo, un mar de oro,
apretado de pesca; en el invierno
le prodigas tú menos, dice <<el Meño>>.
El silencio absoluto es una ley.

Primavera se lleva tus tesoros,
y te quedas vacío de habitantes.
Marineros y peces se te alejan
y te entregas a ti, a tus esencias.

El verano es espléndido de dones.
El verano es la vid llena de ramos,
que en las bocas exhalan sus licores
en verano es el juego de los mares.

- El patrón es un hombre requemado
por el sol y la sed, fuerte y tranquilo
que a los suyos conduce en grandes barcas:
como flota de paz en el trabajo.

Son cincuenta los años que rotura
esta gruesa heredad de aguas copiosas.

Se sonríe y me cuenta, cual un niño
que conoce a su madre como un hombre.

¡Elogios de tu luz, mar de ocio;
la cifra destelleante de tus minas,
relato de tu ser, de tus criaturas,
el hombre de los barcos me revela!
A unas breves horas se rendía
todo un año de noches en el tajo.
(Rayando casi aurora de grises invisibles,
salimos a calar. Y el súbito levante ¡nos obligó a zarpar!).

Verano de 1959 Lo Pagan. Mar Menor



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